sábado, 7 de mayo de 2016
Viaje a Budapest
He pasado unos días en Budapest y sería temerario hacer juicios categóricos, pero estoy en condiciones de decir que Hungría es un país al que el comunismo dejó tocado por generaciones.
Casi todos su monumentos son de la época en que se unió a Austria formando el imperio Austro-Húngaro en el XIX. No he visto los bloques tipo caja de zapatos que el comunismo hizo en Polonia, Alemania o Hungría, porque no he salido de la almendra, pero si he visto a una legión de viejos que desde que el estado húngaro no paga pensiones -la otra vez que estuve hace bastantes años, aún si las cobraban- porque se acabó la hucha: no cotizaron con el comunismo y me supongo que la venta de inmuebles que eran propiedad del estado hicieron, tal hucha hoy finiquitada. Y ahora sólo pueden, o ser cuidados por sus familias sin aportar ningún tipo de ingresos, dormir en la calle como mendigos, y son legión, escupiendo sangre y vomitando o trabajar en servicios que no quiere nadie como retirar la basura y limpiar las mesas de los restaurantes por 150 euros al mes, que también son legión.
En 1956 con el gobierno encabezado por Imre Nagy se disolvió formalmente la ÁVH, se declaró la retirada del Pacto de Varsovia y se prometió restablecer las elecciones libres.Pero esta revolución fue finalmente aplastada.Pero con la 3ª República en 1980 se vendieron casi todas las propiedades a extranjeros que eran los que podían comprarlas y hoy los húngaros viven en alquileres de pisos propiedad de suizos, alemanes etc con salarios que no van más allá de 300-500 euros los más privilegiados, cuando las cosas están al mismo precio que en España en los mercados.
El ayuntamiento de Budapest todavía tiene propiedades sin vender, muchas y destartaladas sobretodo en el bario judío. Los jóvenes antisistema los han ocupado y el ayuntamiento ha tenido una idea genial, dejárselas para que las exploten en forma de bares de movida. Son las famosas “casas de ruina” y el ambiente nocturno está en esos locales.Pero, paradojas:la más famosa de todas ellas ya ha puesto guardaespaldas que te cachean a la entrada.
Y frente a ello, los mejores locales de pastelería del mundo como el N.York o el Gerbaud y los más lujosos baños como los Heller o los Széchenyi, todos de la época imperial, a los que por supuesto hemos hecho una visita.Y la patria de del croata Nikola Tesla, que entonces pertenecía al imperio austrohúngaro para mi el cerebro más privilegiado de la época moderna.O el metro de Budapest con la primera linea eléctrica del mundo y con el mejor diseño pues para cambiarse de sentido en la vía no hay que andar más de 30 metros y por supuesto sin pasillos ni escaleras.
La otra vez encontré Budapest lleno de violines y acordeones que eran tocados por los viejos que hoy no cobran pensiones. Esta vez han enmudecido.
¡Espero que esas líneas den un poco de pedagogía a la hora de votar en Junio!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)