martes, 10 de abril de 2012

” Las personas valen, lo que vale su palabra”.Bene, mi madre

La autenticidad es la clave de las relaciones humanas. Si decimos una cosa y actuamos o sentimos de forma opuesta, el niño descubrirá la esencia de la hipocresía y aprenderá a desconfiar del mundo que lo rodea.
Elsa P. cuenta la anécdota siguiente:
La madre de un amigo de Arún Gandhi, nieto del líder indio y del mejor pedagogo del mundo hindú Mahatma Gandhi, estaba desesperada porque su hijo se estaba muriendo debido a un fallo metabólico que le impedía asimilar el azúcar. A pesar de su vigilancia el niño, a escondidas, seguía comiendo azúcar y su vida peligraba. La madre fue a ver a Gandhi como último recurso, convencida de que unas palabras del Maestro podían salvar al niño, que lo admiraba y temía. Le suplico que ordenase a su hijo dejar de comer azúcar. A pesar de la insistencia de la madre el Maestro se limitó a mirar fijamente al niño unos segundos y le pidió de manera pausada que regresara a los quince días. La madre protestó de forma vehemente. “Haga algo Maestro, ¡dígale que no coma azúcar o morirá! ¡Sólo le hará caso a Usted”!. “Ahora no puedo ayudaros” aseguró Gandhi mientras despedía a madre e hijo con firmeza.
Trascurridos quince días madre e hijo regresaron a ver a Gandhi. El Maestro miro entonces al niño a los ojos y le dijo sosegadamente:
” Prométeme que no comerás azúcar”. El niño contesto:” Maestro, lo prometo”. La madre se despidió agradecida, pero antes de marcharse no resistió la tentación de preguntarle: “Maestro, ¿Por qué me pidió que esperase quince días para hablar con el niño?”. Podría haber muerto entretanto”. El Maestro contestó “Porque nosotros los adultos tenemos que encarnar el cambio que queremos transmitir. Por tanto, primero tenía que ser yo mismo el que dejara de comer azúcar”
Lo que es imperdonable, por ejemplo, es hacer un cumplido a alguien por la ropa que lleva puesta y acto seguido burlarnos de su forma de vestir en cuanto esa persona se ausenta.
En estos casos los niños perciben un mensaje muy potente: aprenden que decir una cosa y hacer otra es un comportamiento admisible. Es decir, aprenden que la hipocresía es admisible.
Así que, ojo al dato:¡Las mentiras, ni para cumplidos!
J.L. Muñoz

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