sábado, 13 de agosto de 2016
VIAJE A LA INDIA 2016
Siempre había oído que un viaje a la India no deja a nadie indiferente. Y he de corroborarlo. Estas líneas son cuatro pinceladas o retazos que tal vez no encontréis en las guías. Vaya por delante que en este país los sentidos se explayan y los pellizcos del alma te sobrecogen más que en ningún otro. Es muy fuerte ver a un tullido severo, y además muy joven, moverse cono una garrapata a cuatro patas y a una velocidad increíble para ponerse el primero de cuantos vendedores te acosan. Y además es tanta su dignidad que no acepta limosna y si les has de dar unas rupias, has de comprarle algo. ¡Se te rompe el alma! Pero también es muy peculiar mirar a un carro tirado por dromedarios, asombrarte viendo ozar a unas vacas en un vertedero lleno de plásticos, sobrecogerte viendo en una moto de pequeña cilindrada a los cinco de la familia o ver a los camiones, la mayoría de la marca "Tata" tuneados y decorados hasta lo imposible. ¡Lo peculiar parece que fuera norma! En La India no se esconde la miseria ni el toque continuo de claxon y aquí hay muchos palacios. todo lo contrario que en Tailandia donde hay muchos templos. Es más, creo que hacen de ello bandera. Al lado de un hotel de 5 estrellas te puedes encontrar un poblado chabolista de gente que duerme al raso. O en la mediana de una autopista, no mas ancha de un metro, puedes ver a tres o cuatro vacas pastar, que si se espantaran, y va a ser que no, ocasionarían un accidente de Dios es Cristo a los coches que pasan a su lado a 120 Km./h adelantando a otros, unas veces por la izquierda y otras por la derecha, sin que hayan ido a autoescuela alguna o tengan permiso alguno de conducir. Ver conducir, te produce más vértigo que subir a la montaña rusa. Pero eso es la India, el caos organizado. Y donde mejor se ve es en el tráfico. Han aprendido viendo y practicando y cualquier cosa está permitida, hasta dar la vuelta en una autopista saltándote la mediana, si lo haces en el menor tiempo posible. Si no, los demás te acribillan a pitidos. Están al borde del colapso en las entradas a las grandes ciudades y por eso se están dando mucha prisa en construir estaciones de metro por doquier. A mi me parece que hay muchas Indias: En primer lugar una urbana y dentro de ella, los centro de negocios o las calles europeizadas en los centros de las grandes ciudades, invadidas por todas las multinacionales de rigor y a precios europeos. No se parecen en nada a los centros históricos deslavazados y llenos de ruido y tumulto. Hay una India rural que es más homogénea y donde alternan las covachas y los paisajes llenos de inmundicias con los palacios de marahajas, donde el lujo y la grandeza son por supuesto asiáticos. Una idea, como es que la realeza y la nobleza se justifiquen porque son seres mezcla de dioses y humanos, en La India ha tenido mucho éxito y de ahí la pervivencia de castas. En este país el apellido determina la casta a la que perteneces y no hay madre de hijo soltero que no cese en su empeño de saber el apellido de todas las posibles candidatas a ser la mujer de su hijo porque los matrimonios aún se conciertan por medio de los padres. Y se recurre a los astrónomos para elegir para sus hijos el mejor partido estudiando cartas astrales de candidatas para establecer afinidades de todo tipo y hacer con ello matrimonios felices y duraderos. Sostienen que es mejor método que el simple enamoramiento, porque es más científico y porque perdura cuando el enamoramiento se difumina. Pero eso sí, si has cumplido 25 años y no te has casado aún, la presión a la que te somete la propia familia es de cuidado, porque taponas a los miembros que te siguen. En este país se teme más que a la policía o a los jueces, a la sociedad en sí misma y que traducido quiere decir que el honor es todavía lo más importante que puede tener el ser humano y si te descubren que lo has perdido, la misma sociedad te hace la vida imposible. Uno puede tener mas dinero que otro de casta superior, pero todo el mundo aspira a subir en esa escala social. Es de los pocos países que te apetece hacer retratos psicológicos a sus habitantes y a la cámara, además de a todo ese lujo asiático, le apetece ponerse en la mirada limpia, penetrante y morenaza de ese viejo, niño o mujer. También te apetece captar todo ese caos organizado que es el país entero y las fotos caen a toneladas. Yo he visto mi infancia de nuevo en la India, Con esas tubería al aire, por donde va el agua, que se sale de vez en cuando y forma charcos de aguas estancadas y fétidas. Con esas escuelas separadas por sexos en las que ves un libro "gordo" para todo y un anhelo de aprender, aunque sea a coser a máquina, irreprimible, y con esa calor que te hace ir todo el día empapado y "a colores" como cuando, de niño, le llevabas la botija a tu padre que estaba segando y le pasaba lo mismo. Y sin embargo "qué felices". El segundo día tuve un accidente y me rompí el labio y me herí la mandíbula. Y he tenido que comer una comida picante, y probé de todo, con la que veía a Cristo en persona, con lo cual ese sufrimiento me ha servido para ponerme un poco en su lugar y apreciar más si cabe su alegría en la escasez. Ver video adjunto en https://youtu.be/p7DjRwgvqMg Copia la dirección y llevala a la barra de tu navegador.
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Impresionante, impactante.
ResponderEliminarLo describes petfectamente ...
GRACIAS José Luis.
Un abrazo
Me gusta lo que trasmites porque no todo viajero refleja sus sensaciones. Esto es lo más impactante de tu viaje, la sencillez con la que narras tus sentimientos a lo largo del trayecto. Nos muestras la India que te ha llegado al alma y según Javier Reverte, el gran escritor español de libros de viajes que nos abandonó el verano pasado y gran amigo, aquellos viajes que llegan al alma son los que guardamos en nuestro corazón. Me ha gustado mucho tu viaje y , también, leerte. Un abrazo grande compañero de viaje. Carmen Mejía
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